Todo cambio de ciclo político o de régimen, o como quiera llamarse, exige el concurso de activistas, que, a menudo a ciegas y sin idea de en qué van a terminar sus iniciativas, se abren paso a través de las fisuras de la estructura a la que están enfrentados. La sorpresa surge cuando los activistas utilizan los mecanismos de la estructura y se encuentran formando parte de ella, en el dilema de que no pueden abolirla o transformarla y además han sido mandatados para mantenerla y gobernarla.
Mensaje a Marte
El nacionalismo español es impotente para integrar a amplias capas sociales de los territorios periféricos en un proyecto común y compartido. A su vez, los nacionalismos vasco y catalán (que no son comparables), y otros que pudieran surgir en la periferia, no pueden integrar a la población de su territorio en un proyecto nacional propio y específico.
La condena
Miro las fotos de los reos y leo los años de cárcel a los que han sido condenados y no puedo evitar un sentimiento de consternación y, en último extremo, de derrota, por razones que están en los antípodas de los independentistas condenados. Es la primera vez que nuestra generación, que ha vivido en democracia su vida adulta, asiste a una condena penal de esta magnitud por delitos que son estrictamente políticos y que traen un tufo de tiempos pasados y de fracaso del estado.
Preces
La imagen del clérigo plantado en el pórtico del templo, empuñando el báculo o el crucifijo y enfrentándose a gente armada para defender a los feligreses que se han refugiado en la casa de dios es un tópico de la cultura popular, mil veces estampado en breviarios piadosos, en el cine y en tebeos.
La sociedad civil (epílogo)
Estas organizaciones surgen de diversas formas de malestar socialmente generalizado y difuso, que consiguen hacer visible y al que dan una respuesta sintética y aparentemente al alcance de la mano. Mucha presencia en la calle, consignas rotundas y obvias, escasa urdimbre organizativa y débil responsabilidad de los participantes son los rasgos de estas movidas, paraíso de los activistas, que por último han de delegar en los partidos el cumplimiento de sus fines.