Lo transversal y la cualidad que destila, transversalidad,  vienen gozando de gran predicamento en la jerga política de esta época azarosa, en el sentido de coser retales, pegar fragmentos, aglutinar intereses, hacer masa, en definitiva, en un universo en el que de manera al parecer inexorable nos estamos convirtiendo todos en partículas subatómicas. El último arranque de transversalidad lo ha protagonizado el líder de los socialistas catalanes incorporando a su lista electoral a un catalanista democristiano procedente de la llamada unió, que ahora está, más que desunida, hecha trizas. Una puntada transversal, destinada a barnizar con un toque nacionalista, o independentista de buen rollo, el vapuleado espacio del puño y la rosa. Se ve que los socialistas catalanes no hacen caso a las admoniciones del diario de referencia, que fue su periódico más que de nadie, ni a los intelectuales orgánicos que ocupan sus columnas de opinión, uno de los cuales, quizás el más conspicuo, don Savater, afirmó en una entrevista a un periódico italiano que la humillación a los votantes del referéndum catalán era una pedagogía necesaria para la democracia. Sea como fuere, la incrustación de una tesela democristiana en el muro socialista ha provocado un pequeño terremoto en el partido receptor, con dimisiones, protestas y, lo que no debiera asombrarnos, otras iniciativas transversales de signo contrario, además de tocamientos de narices procedentes de otros partidos concurrentes. Lo cierto es que la transversalidad que practican los políticos no está entre los significados de la palabra recogidos por el diccionario rae, el cual ofrece un generoso repertorio de acepciones de transversal sin más en común entre ellas que una cierta connotación geométrica. Veamos (en cursiva la definición del diccionario):

-Que se halla o se extiende atravesado de un lado a otro. Un muerto yacente en mitad del camino es transversal.

-Que se aparta o desvía de la dirección principal o recta. Un prófugo, un desertor, un dimisionario, son transversales.

-Que se cruza en dirección perpendicular con aquello de que se trata. Un conductor que se salta un stop, un guripa de la porra que frena a un manifestante, son transversales.

-Dicho de un pariente: colateral. El personaje que se sienta cada año a la mesa de nochebuena sin que sepas por qué, el gorrón que se instala en tu casa mientras dura su divorcio, son transversales.

-Que atañe a distintos ámbitos o disciplinas en lugar de a un problema concreto. Los delitos de rebelión y sedición, de los que no sabemos si deben juzgarlos la audiencia nacional o el tribunal supremo o si existen siquiera, son transversales.

-Dicho de un método de análisis en psicología: Que estudia la estructura de un problema en un momento dado. Es quizás la acepción más próxima a lo que practican los políticos, si se permuta estudia por emborrona o lía, como se ha visto en la iniciativa de don Iceta.