Es curioso, empiezas cavilando sobre la alta prosa de la portavoz de los libres e iguales y el monólogo interior te lleva a una cuadrilla de zulúes salvajes que, en la infancia del viejo, cerraban la cabalgata del cinco de enero.
Salvad al recluta Mañueco
Vox, o como vaya a llamarse en el futuro, ha venido para quedarse y la ultraderechización de la derecha es una deriva imparable, masiva y potencialmente ganadora, que abarca desde los asaltantes al consistorio de Lorca hasta doña Cayetana Álvarez de Toledo.
Césares, cortesanas y patricios
El viejo ha dedicado un rato de esta mañana a flagelarse con la lectura de la reseña laudatoria que el ex director y factótum de El País, don Juan Luis Cebrián, dedica en las páginas de este diario al libro de título ‘Políticamente indeseable’ del que es autora doña Cayetana por Antonomasia.
Un toque de distinción
En medio de la bronca que ha provocado nuestra adorable doña Cayetana en su partido, y preguntada si piensa renunciar al escaño de diputada, ha respondido que no, claro, pero lo singular y admirable es la razón que ha dado: porque sería vulgar, ha dicho. Ya lo ven. Tenemos una democracia cutre, de plebeyos, en la que se censura al disidente que se aferra al escaño que le ha proporcionado el partido, y resulta que ese comportamiento es precisamente aristocrático.
Estampas goyescas
La derecha española está en busca de un estilo, y resulta apropiado que un retrato de Goya presida la deliberación. En la república independiente de Madrid se trata de saber a quién le sienta mejor el traje de chulapo o chulapa, y nadie lo ha llevado con más donaire que doña Aguirre, la cual está acompañada en el empeño por doña Cayetana, marquesa de Casafuerte.