Crónicas agostadas 7

Unas fechas antes de la lluvia estival de las fugaces perseidas, un grupo de estrellas declinantes de la parte de la galaxia que conocemos como la izquierda se ha reunido en un conglomerado, presumiblemente para aprovechar sinergias, al que han dado en calificar plataforma cívica de intervención y debate político, y que han registrado como un partido político no ejerciente bajo el nombre de Actúa. Es un partido hipotético pues no solo carece de programa y otros aditamentos propios de este tipo de agrupaciones sino que ni siquiera nace con vocación electoral. En esta variante de la astronomía recreativa, a la que tan propicio es el verano, los aficionados a la cosa pública pueden dedicar su tiempo a discernir qué clase de cuerpo galáctico es esta nebulosa recién captada por el telescopio de los medios. La primera curiosidad de este fenómeno estival es el nombre que le han dado. Cuando todos los partidos emergentes a la izquierda de la galaxia se dotan de nombres inclusivos y abstractos, y tibiamente fraternos y jaraneros –podemos, vamos, hacemos, somos, etcétera-, la nueva figura estelar ha optado por el modo imperativo: actúa, haz algo, mueve el culo. Pero, ¿a quién va dirigida la orden y para qué? La elección del modo verbal delata la edad de los promotores de la nebulosa. Se ve que han hecho la mili. Pero, ¿han ensayado alguna vez el kantiano imperativo categórico con un menor de cuarenta años?

Hay más curiosidades en este acontecimiento galáctico. El promotor más notorio del nuevo ente, don Llamazares, es líder de izquierda abierta, una facción de izquierda unida que, a su vez, es parte de unidos podemos. Un partido dentro de otro, que está dentro de otro, y este de otro, como en las cajas chinas o en las matrioshkas, acaso lo único que queda del comunismo chino y soviético, respectivamente, cuyo magma está en el remoto origen de algunos de los eximios actuantes. Las películas de catástrofes y la propia realidad política de unos años a esta parte nos han enseñado que cuando aparece en el firmamento un cuerpo celeste que se dirige a nuestro planeta se activan todas las alarmas, no sin razón porque los últimos impactos de meteoritos pusieron patas arriba el plácido sistema político imperante desde cuatro décadas atrás y sacudieron a los dinosaurios, unos herbívoros y otros predadores y carroñeros, que lo enseñoreaban. No parece que vaya a ocurrir así con el inoperante actúa, un artefacto no se sabe si mineral o gaseoso que ya ha dado señales explícitas de que no decidirá su participación en las elecciones hasta dentro de año y pico o dos años. Entretanto orbitarán alrededor del planeta hasta ver cómo reciben nuestras propuestas, en palabras del mencionado promotor del ente, y en esta órbita cansina serán visibles en algunas fechas del año, como las perseidas.