La tele pública ofreció al líder voxiano el formato estándar de la casa, exquisitamente neutral, en el que las preguntas eran solo pies de texto para que el entrevistado desplegara sobre ellas su discurso. Don Abascal, un personaje ignaro e inseguro, había preparado a su público para una mala actuación mediante un previo discurso victimista sobre las condiciones materiales de su presencia en el plató, pero el gimoteo fue innecesario porque el resultado de la prueba telegénica fue bueno para sus intereses.
La república digital
El candidato de los liberales ibéricos don Rivera nombra asesor electoral a un gozquecillo como el emperador Calígula nombró senador a su caballo. El romano adquirió por eso fama histórica y el político hispano ha llevado su fama hasta el último confín de las redes sociales; ambos con la misma caracterización: idiocia aguda.
Corruptos de cuna
La extrema derecha voxiana llega a la política con el temario sabido, la lección bien estudiada y la impedimenta de campaña en perfecto estado de revista: corrupción urbanística, fraude documental, brutalismo discursivo y experiencia acreditada en el funcionamiento de la red institucional de mamandurrias.
Cinco idiotas
La renovación de la clase política ha tenido un efecto perverso e inesperado y ha elevado a lo alto de la cucaña a cinco tipos criados en el bienestar y los videojuegos, narcisistas, eufóricos y absortos. Ninguno de los cinco jefes de filas del arco parlamentario han administrado nunca un presupuesto público ni han gobernado a ningún colectivo cívico, ya sea una comunidad de vecinos o un club deportivo de barrio
Especies peligrosas
En el pepé madrileño la corruptela equivale a un rito de paso; no te admiten en el biotopo si no has demostrado capacidad para trincar de la caja del común. Como en cualquier especie viva en cualquier estadio de la evolución, tanto haces, tanto vales y, si aspiras a la dirección del grupo, has de demostrar autoridad y competencia en aquello a lo que el grupo se dedica.