Si se hicieran, y seguramente se hacen sin que sepamos los resultados, sondeos demoscópicos entre la población peninsular sobre el futuro de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, encontraríamos una increíble variedad de opiniones, de entre las que no sería minoritaria la de que pertenecen a Marruecos.
La venganza de la historia
El individuo se mira al espejo y se pregunta qué puede hacer con lo que ve. Perfecto, ese era el objetivo: ahora todos a la cancha y a jugar. Lo inesperado fue que esos mismos individuos relacionaran sus rasgos identitarios -el color de su piel, su género, su origen nacional o social- con lo que experimentaban en su entorno y ataran cabos: ¿por qué los salarios de las mujeres son inferiores a los de los hombres’, ¿por qué la policía se comporta de manera más agresiva si eres negro?, ¿por qué te rechazan si eres marroquí, hondureño o sirio?, ¿por qué me persiguen por ser homosexual?
La guerra cultural
En todos los países europeos se registran movimientos de revisionismo profascista pero están fuera del consenso democrático; aquí envuelven, alimentan e inspiran al primer partido de la oposición. ‘Si te llaman fascista es que lo estás haciendo bien y estás en el lado bueno de la historia’, como dijo la estrella política ascendente y presidenta de Madrid,
Cuelgamuros, segunda temporada
La serialización de un relato supone cierta desconfianza hacia su desenlace, como si este no pudiera ser todo lo rotundo y definitivo que desearía el autor y los espectadores. Los culebrones ofrecen un presente continuo, en el que cada episodio se enrosca en incidencias menores y pegajosas, que impiden el avance la historia y su deseado final.
Atentado en el remoto norte
En la sociedad se implantó un consenso que vedaba el uso del atentado en el debate político. Una suerte de amnesia colectiva a la que ayudó la necesidad de huir del dolor en la sociedad noruega. Algo sabemos aquí sobre esa forma de amnesia.
Cine de verano
El parque jurásico español tiene más especies que las híspidas y cabreadas de don Felipe González o don Joaquín Leguina y he aquí que el tierno don Casado decidió pasar la tarde estival con otros dos seres prehistóricos, don Arias Salgado y don Camuñas, y hay que decir que se lo pasó pipa. ¿Quién no disfruta en una película de Disney?