Peregrinación

Posted by on May 7, 2016 in Miradas |

La concesión al papa de Roma del premio Carlomagno es la peregrinación a Lourdes de las instituciones europeas, aquejadas de toda clase de dolencias reumáticas, insuficiencias circulatorias y soplos cardíacos, pero henchidos de esperanza por el resplandor de la blanca sotana. Allá han ido todos, hasta la luterana Merkel.  Es hora de que los europeos luchemos, es el título de una autoestimulante proclama firmada al alimón por los presidentes de la comisión y del parlamento europeos con tan magna ocasión, y suena a la entusiasta consigna que profiere la monja dirigente del grupo de personas con discapacidad, como se dice ahora, al montarse en el autobús rumbo a la cueva milagrosa. Juncker y Schulz, Schulz y Juncker, pues así se llaman los autores de la proclama, y tanto monta monta tanto, no son tan cortos, porque de otro modo no hubieran llegado a donde están, como para no adivinar la sonrisa de los volterianos, y se curan en salud en el primer párrafo: “Puede que haya quien ironice, y diga que muy mal debe de irle a la Unión Europea si requiere ayuda papal; otros se preguntarán por qué justo ahora un Papa argentino recibe un premio por la integración pacífica europea. Nosotros estamos convencidos de que el papa Francisco, por su mensaje de esperanza a Europa, merece este galardón”. La argentinidad, que antes brillaba en el campo del psicoanálisis, se ha desplazado ahora a otra disciplina mágica, la religión, y debe ser relevante para Juncker y Schulz pues la recuerdan a renglón seguido: “Quizá hagan falta los ojos de un argentino que contemple desde el exterior lo que intrínsecamente nos une a los europeos para recordarnos nuestros puntos fuertes”. Los puntos fuertes, he ahí la clave, la virtud, que se decía antes, oculta bajo una capa de pecado. La ceremonia ha discurrido según el ritual acrisolado desde la Edad Media, no por casualidad, tratándose de Carlomagno. El pontífice ha impuesto la ceniza en la frente de los dirigentes europeos, ha largado un sermoncillo cuajado de obviedades presentes todos los días en el telediario, y, hala, a tomar una tapita y un vinito para celebrarlo. Luego llaman populistas a los emergentes, pues anda que los instalados. No es probable que hayan retransmitido la ceremonia en los campos de refugiados de Turquía, pero hubiera sido inútil, son musulmanes y no están familiarizados con nuestras arraigadas costumbres...

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Juicio a la bruja

Posted by on May 6, 2016 in Miradas |

La fiscal se ha desatado en una sarta de ordinarieces para ilustrar su argumento contra el recurso de la concejala madrileña Rita Maestre contra la sentencia que la condena por haber participado en una protesta en la capilla católica de la Complutense. Lo que los medios extraen del escrito de la fiscal es lo siguiente: “Es obvio que las señoritas están en su derecho de alardear de ser putas, libres, bolleras o lo que quieran ser, pero esa conducta realizada en el Altar, espacio sagrado para los católicos al encontrarse allí el Sagrario, lugar donde según sus creencias se encuentra Dios, implica un ánimo evidente de ofender”. Según este extracto, el argumento, por llamarlo así, de la fiscal pone en conexión dos circunstancias con la esperanza de que hagan masa crítica y resulten un delito punible. La primera es la forma de protesta de la concejala (y de varias otras personas más, que, curiosamente, no han sido identificadas a pesar de que la acción está grabada en vídeo), consistente en despojarse de la camisa para mostrar el busto mientras proferían consignas contra la intervención eclesial en la libertad sexual de las mujeres. La segunda circunstancia es el espacio donde la protesta se produjo: un lugar de culto, es decir, privativo de los creyentes donde según sus creencias se encuentra dios. Dejando aparte el hecho de que dios está en todas partes, según las mismas creencias (pero la fiscal no tiene por qué ser versada en teología), el argumento de la letrada serviría para que yo denunciase a la parroquia junto a mi casa, cuyos frenéticos repiques de campanas perpetran el mismo delito que han imputado a la concejala. Veámoslo con el colorista estilo del discurso de la fiscal: “Es obvio que los curas de San Miguel (o el obispo que los manda, si se quiere elegir un chivo expiatorio de relumbrón, como en el caso de la concejala) están en su derecho de ser supersticiosos, oscurantistas, manipuladores de conciencias, o lo que quieran ser, pero esa conducta llevada mediante aparatos acústicos de insufrible potencia a la intimidad del hogar, donde el ciudadano vive con su familia, realiza las funciones más íntimas de su naturaleza, ejercita la razón y encuentra la paz, implica un ánimo evidente de ofender”. Sin contar con que la presunta ofensa simbólica que, al parecer, cometió la concejala, es en el caso de las campanas parroquiales una ofensa física porque golpea directamente en el aparato auditivo que la víctima, como la fiscal y los jueces, llevamos de fábrica alojados en la cabeza. No creo que con estos argumentos ningún fiscal o juez se hiciera cargo de la denuncia. Lo curioso en este asunto de la capilla...

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No es país para viejos

Posted by on May 5, 2016 in Miradas |

El cine me sugiere una vez más el título de esta entrada porque entre las múltiples fracturas que recorren la política y la sociedad ahora mismo, la más ancha y la que engloba a las demás es la fractura generacional. Esta ocurrencia viene a cuento de la consulta a las bases de izquierda unida que, como era previsible, han sancionado por abrumadora mayoría la confluencia con podemos. El plebiscito ha tenido las mismas características que los celebrados en las otras fuerzas de izquierda, convocados para apuntalar la decisión de la dirigencia del partido: baja participación en relación con el censo de la militancia y resultado inequívocamente favorable a la voluntad de los convocantes. Pero además hay otros dos rasgos comunes en los tres referendos partidarios celebrados, que vale la pena destacar. El primero, que los tres han ido en la dirección del cambio, vale decir, a favor de crear las condiciones para la superación de la situación actual presidida por la corrupción, la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades, y de añadidura, a favor de una confluencia de las fuerzas de izquierda. El segundo rasgo es que la celebración misma de los referendos ha sido criticada o vista con reticencia entre los viejos del lugar; el último ejemplo, el de Gaspar Llamazares, pero ha habido otros que pueden espigarse de entre las filas de los tres partidos que han convocado las consultas. Es posible que los viejos tengan razones formales y de otro tipo para deplorar estas consultas instrumentales y los movimientos tácticos que las rodean, pero lo no que tienen es capacidad alguna para detener la voluntad transformadora que las consultas significan. La situación que se avecina no es para viejos, ni siquiera en el pepé, convertido en el baluarte del pasado, ni en el pesoe, donde lo más interesante que está ocurriendo es la pugna entre la nueva y la vieja política, lo que quiera que signifiquen esos términos. La sociedad está tan desgarrada, las instituciones tan baqueteadas, la economía tan saqueada, la política tan corrompida, que ninguna mirada que no sea al futuro es soportable, y los viejos podemos tener razón, pero no tenemos fututo. Los que vivimos la Transición deberíamos saberlo porque lo único que no era posible en aquel momento histórico en que todo parecía posible era el retorno al molde de la dictadura. También entonces había una corriente de cambio que recorría la sociedad y los viejos del antiguo régimen hablaban con desdén de gobiernos de penenes (palabra que ya nadie sabe qué significa, consúltenlo en internet) para descalificar a las fuerzas emergentes. Alguno de aquellos penenes idealistas han terminado su vida pública en los papeles de Panamá, y no es...

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Trampantojos

Posted by on May 4, 2016 in Miradas |

El visitante entra en una sala dedicada a la memoria de un astronauta soviético, Ivan Istochnikov, cuya desaparición en el espacio durante una fallida misión Soyuz en 1968 fue ocultada por las autoridades de la URSS hasta la llegada de la perestroika. El memorial es una panoplia de imágenes de la vida del astronauta, así como de diversos equipamientos, uniformes, trajes espaciales, etcétera, atribuidos al astronauta y a su época, que refuerzan el carácter documental de la muestra. Las tarjetas explicativas al pie de las imágenes y de los objetos contextualizan y autentifican el material expuesto, como es usual en estas instalaciones. Algunas de las fotografías son pares gemelos de la misma instantánea que prueban la manipulación de que fue objeto el original para hacer desaparecer al astronauta de la imagen en la que aparece con sus compañeros de empresa, algunos muy conocidos, Yuri Gagarin, Valentina Tereshkova, de un modo que al espectador le resulta familiar. Éste recorre la sala con una mezcla de curiosidad histórica y de perplejidad estética porque lo que ha ido a ver al museo donde se expone el memorial es la obra del fotógrafo Joan Fontcuberta, y puede que recorra la sala sin reparar en que el astronauta soviético tiene la cara de Fontcuberta, el cual le mira desde las imágenes con una sonrisa irónica. El fotógrafo Fontcuberta no es aquí el agente que dispara la cámara para ofrecer un documento directo de lo que está viendo, sino el prestidigitador que, en las cubetas de revelado o en el editor informático, inventa una realidad inexistente, vale decir, un mundo ficticio tan robusto y verosímil como el real, sin que el espectador se despiste del argumento que se le ofrece. Este deslizamiento desde la verdad al engaño es desconcertante pero, al mismo tiempo, extrañamente liberador. En la exposición, Fontcuberta lleva este propósito a casi todos los campos temáticos tradicionales de la fotografía -el reportaje histórico, la fauna, el paisaje, el arte- y en todos los casos los trampantojos son eficaces porque respetan al detalle las convenciones de cada género fotográfico. El espectador ve lo que el fotógrafo le dice que va a ver y se admira de la información que contiene el documento sin cuestionar el documento mismo. Esta credibilidad a priori es una prerrogativa exclusiva de la fotografía porque cualquier otro vehículo documental, sea escritura, pintura, escultura, etcétera, exige ser autentificado en sus fuentes, pero la fotografía –mecánica, instantánea- vampiriza las cualidades de las otras artes sin pagar peaje alguno. Si es un reportaje, aceptamos su verdad histórica; si es un retrato o un bodegón, la interpretamos con los códigos estéticos tomados de la pintura; si se trata de una imagen científica, esperamos que...

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Salvad al soldado Madina

Posted by on May 3, 2016 in Miradas |

Con su acreditado instinto para satisfacer las necesidades sentimentales del público que va al cine armado de un cajón de palomitas, Steven Spielberg redujo el desembarco de Normandía a la operación de rescate de un recluta al que una patrulla de infantes de marina debe apartar del fuego enemigo para llevarlo a casa. Las razones para salvar al soldado Ryan son impecables y de altísimo voltaje moral pero el argumento es una sandez absoluta. La película, sin embargo, está en el cuadro de honor del cine bélico porque contiene dos secuencias de sendas batallas, al principio y al final de la historia,  insuperables, sobre todo la primera; quizás las mejores escenas de guerra jamás rodadas para la ficción. Spielberg era consciente de que necesitaba alcanzar la excelencia en la obertura y en el desenlace de la película, con la puesta en escena de todos los recursos disponibles y de su mucho ingenio cinematográfico porque lo que justifica su historia es la gesta de Normandía y no las tribulaciones familiares de un recluta en medio de la mortandad de sus compañeros. Es obvio que Spielberg no está en el equipo de estrategia del pesoe. El desembarco en las playas tendrá lugar el veintiséis de junio y la mariscala de campo ya ha dado la consigna  a las tropas: ganar. Pero, en la primera reunión del estado mayor después de la primera escaramuza y la primera derrota, lo que parece preocupar a los comandantes es cómo salvar al soldado Madina llevándole a la seguridad de un escaño. Del desempleo, el déficit, los recortes en educación y sanidad y demás tópicos ya se ocupará el departamento de peluquería y maquillaje. En el pasado trance, el militante Madina quedó fuera de juego porque el jefe de operaciones lo sustituyó por una parlamentaria cuyo único mérito conocido era haber sido un flagelo del partido cuando vestía otro uniforme. Se ve que en aquel momento el jefe iba sobrado y necesitaba de una dominatrix externa, pero ahora la dama se va a su casa, no sabemos si despedida o solo despechada (los políticos no dan razón de sus acciones públicas, así que no hay que esperar que las den de las que son privadas), y lo prioritario es que Madina esté en un puesto de salir, como se dice en la jerga partidaria. Es posible que en el ánimo de sus valedores Eduardo Madina deba convertirse en una tachuela en el zapato de Pedro Sánchez, pero este chico es algo más que el aparatchik que es. Es un héroe, una víctima del terrorismo, así lo ve mucha gente y ciertamente no se puede bromear sobre eso, del mismo modo que John McCain era un heroico...

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Elogio a un hombre de teatro

Posted by on May 2, 2016 in Miradas |

El teatro es una querencia que se descubre temprano, si se tiene, quizás porque parece ofrecer la oportunidad de satisfacer dos necesidades contradictorias: salir de uno mismo sin abandonar el propio cuerpo y dominar el mundo con la palabra y el gesto desde un disfraz. El teatro como soporte de lo que no tiene sentido, ni lógica, ni raíces, en resumen, la realidad misma. El comediante, transmutado en personaje, le da la réplica y la denuncia para sacudírsela de encima: una historia llena de ruido y de furia. En este estado de alienación juvenil, se hacen los primeros y a menudo también los últimos pinitos en el escenario hasta que en el forcejeo entre la realidad y su representación gana la primera, pero eso ocurre más tarde. Entretanto, la fiebre ha dejado una huella indeleble porque ensancha la percepción y la hace sensible a luces y sombras, volúmenes y perspectivas insospechadas. El actor, como cualquier hijo de vecino, debe desenvolverse en un escenario que le es impuesto, en una historia que viene escrita y en un personaje que no es él mismo. La práctica del teatro en la edad temprana es un poderoso estímulo pedagógico y puedo imaginar que esa es la experiencia que han recibido los cientos de alumnos de instituto que durante treinta y cinco años han participado en el taller de teatro que ha dirigido el profesor Ignacio Aranguren. Alevines novatos de dieciséis o diecisiete años cargaban sobre sus hombros a personajes de Plauto, Goldoni, Arthur Miller, Valle-Inclán o Moliére -Aranguren no se andaba con chiquitas- sin que les flaquearan las piernas y sin que menguara un ápice su densidad dramática. Año a año, mudaba el autor, el género, la concepción del espectáculo, la puesta en escena,  sin que la representación dejara de ser fresca, entusiasta y carismática. En mi breve experiencia como crítico teatral dejé escrito que el estreno anual del taller Navarro Villoslada era el acontecimiento teatral más importante de la ciudad, y aún lo creo. La fórmula mágica con la que Aranguren conseguía armonizar el manojo de emociones y anhelos que hervían en un grupo de adolescentes para ofrecer un espectáculo impecable quedará en secreto y seguramente es irrepetible. En todo caso, quienes participaron en el taller no olvidarán nunca el momento en que subieron a los cielos impostados de las bambalinas y gozaron de la experiencia de ser un extraño sin dejar de ser ellos mismos. Ahora, por fin, habría que decir, el gobierno regional ha reconocido a Aranguren el mérito para la concesión del más alto reconocimiento que otorga a los creadores de cultura. Honor al teatro y a quienes tienen el don de...

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