El difícil despertar de la memoria

Posted by on May 8, 2016 in Miradas |

¿Qué podemos esperar de la memoria? Cuando se llega a cierta edad, la pregunta se torna inquietante porque, justamente, es una facultad que, cuando más se necesita, más tiende a ausentarse, y cuando más se requiere su testimonio, menos fiable es. ¿Qué mecanismos permiten la pervivencia de ciertos recuerdos y la desaparición de otros?, ¿cómo funcionan las asociaciones memorísticas que permiten que el relato del pasado sea veraz y coherente?, ¿es la memoria un aliado o nuestro peor enemigo? Y mejor si estas preguntas pueden hacerse cuando aún hay alguna esperanza de encontrar una respuesta porque muy bien puede la desmemoria convertirse en una metástasis que aniquile incluso las funciones más elementales del organismo hasta convertir al individuo en una carcasa hueca. Tengo para mí que estas preguntas no son específicas de los viejos, sino que estos son los únicos que se exigen respuestas porque quizás les va la vida en ello. Los jóvenes tienen una relación menos conflictiva con su memoria, porque el campo sobre el que opera tiene menores dimensiones y porque son capaces de manejar las utilidades que proporciona. Recuerdan lo que necesitan e ignoran lo demás. Leo que los universitarios vascos desconocen casi todo sobre la situación de violencia que vivió esa sociedad en un tiempo que para los de nuestra edad es ayer mismo y a ellos les debe parecer alguna remota era prehistórica. Los profesores que atestiguan este desconocimiento de sus alumnos se afligen porque creen saber que se debe a la falta de atención que lo ocurrido en esos años de plomo ha recibido en las aulas. Seguramente es cierto pero hay al menos dos razones para que haya sido así. La primera, que era difícil tratar apropiadamente en las aulas un tema, para decirlo en la jerga escolar, que estaba ocurriendo casi simultáneamente en la calle y sobre cuya naturaleza no había ningún consenso social ni político. La violencia era una experiencia directa que se percibía de diversas maneras, e incluso no se percibía en absoluto en algunos casos. La segunda razón es que la sociedad se da un periodo de silencio, que a menudo se confunde con el olvido, después de un conflicto para aplacar los ánimos y salir del bucle de violencia en el que ha vivido; esta es una experiencia universal y la generación que ha rebasado los sesenta debiera saberlo mejor que nadie. Ahora ha empezado un tiempo en el que el recuerdo de lo ocurrido deberá cuajar en conocimiento histórico y ya hay historiadores a la tarea, y resultados de gran solvencia, como el Informe Foronda, por ejemplo, pero la recuperación de la memoria no un proceso fácil ni rápido, tanto menos si se trata de...

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Peregrinación

Posted by on May 7, 2016 in Miradas |

La concesión al papa de Roma del premio Carlomagno es la peregrinación a Lourdes de las instituciones europeas, aquejadas de toda clase de dolencias reumáticas, insuficiencias circulatorias y soplos cardíacos, pero henchidos de esperanza por el resplandor de la blanca sotana. Allá han ido todos, hasta la luterana Merkel.  Es hora de que los europeos luchemos, es el título de una autoestimulante proclama firmada al alimón por los presidentes de la comisión y del parlamento europeos con tan magna ocasión, y suena a la entusiasta consigna que profiere la monja dirigente del grupo de personas con discapacidad, como se dice ahora, al montarse en el autobús rumbo a la cueva milagrosa. Juncker y Schulz, Schulz y Juncker, pues así se llaman los autores de la proclama, y tanto monta monta tanto, no son tan cortos, porque de otro modo no hubieran llegado a donde están, como para no adivinar la sonrisa de los volterianos, y se curan en salud en el primer párrafo: “Puede que haya quien ironice, y diga que muy mal debe de irle a la Unión Europea si requiere ayuda papal; otros se preguntarán por qué justo ahora un Papa argentino recibe un premio por la integración pacífica europea. Nosotros estamos convencidos de que el papa Francisco, por su mensaje de esperanza a Europa, merece este galardón”. La argentinidad, que antes brillaba en el campo del psicoanálisis, se ha desplazado ahora a otra disciplina mágica, la religión, y debe ser relevante para Juncker y Schulz pues la recuerdan a renglón seguido: “Quizá hagan falta los ojos de un argentino que contemple desde el exterior lo que intrínsecamente nos une a los europeos para recordarnos nuestros puntos fuertes”. Los puntos fuertes, he ahí la clave, la virtud, que se decía antes, oculta bajo una capa de pecado. La ceremonia ha discurrido según el ritual acrisolado desde la Edad Media, no por casualidad, tratándose de Carlomagno. El pontífice ha impuesto la ceniza en la frente de los dirigentes europeos, ha largado un sermoncillo cuajado de obviedades presentes todos los días en el telediario, y, hala, a tomar una tapita y un vinito para celebrarlo. Luego llaman populistas a los emergentes, pues anda que los instalados. No es probable que hayan retransmitido la ceremonia en los campos de refugiados de Turquía, pero hubiera sido inútil, son musulmanes y no están familiarizados con nuestras arraigadas costumbres...

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Juicio a la bruja

Posted by on May 6, 2016 in Miradas |

La fiscal se ha desatado en una sarta de ordinarieces para ilustrar su argumento contra el recurso de la concejala madrileña Rita Maestre contra la sentencia que la condena por haber participado en una protesta en la capilla católica de la Complutense. Lo que los medios extraen del escrito de la fiscal es lo siguiente: “Es obvio que las señoritas están en su derecho de alardear de ser putas, libres, bolleras o lo que quieran ser, pero esa conducta realizada en el Altar, espacio sagrado para los católicos al encontrarse allí el Sagrario, lugar donde según sus creencias se encuentra Dios, implica un ánimo evidente de ofender”. Según este extracto, el argumento, por llamarlo así, de la fiscal pone en conexión dos circunstancias con la esperanza de que hagan masa crítica y resulten un delito punible. La primera es la forma de protesta de la concejala (y de varias otras personas más, que, curiosamente, no han sido identificadas a pesar de que la acción está grabada en vídeo), consistente en despojarse de la camisa para mostrar el busto mientras proferían consignas contra la intervención eclesial en la libertad sexual de las mujeres. La segunda circunstancia es el espacio donde la protesta se produjo: un lugar de culto, es decir, privativo de los creyentes donde según sus creencias se encuentra dios. Dejando aparte el hecho de que dios está en todas partes, según las mismas creencias (pero la fiscal no tiene por qué ser versada en teología), el argumento de la letrada serviría para que yo denunciase a la parroquia junto a mi casa, cuyos frenéticos repiques de campanas perpetran el mismo delito que han imputado a la concejala. Veámoslo con el colorista estilo del discurso de la fiscal: “Es obvio que los curas de San Miguel (o el obispo que los manda, si se quiere elegir un chivo expiatorio de relumbrón, como en el caso de la concejala) están en su derecho de ser supersticiosos, oscurantistas, manipuladores de conciencias, o lo que quieran ser, pero esa conducta llevada mediante aparatos acústicos de insufrible potencia a la intimidad del hogar, donde el ciudadano vive con su familia, realiza las funciones más íntimas de su naturaleza, ejercita la razón y encuentra la paz, implica un ánimo evidente de ofender”. Sin contar con que la presunta ofensa simbólica que, al parecer, cometió la concejala, es en el caso de las campanas parroquiales una ofensa física porque golpea directamente en el aparato auditivo que la víctima, como la fiscal y los jueces, llevamos de fábrica alojados en la cabeza. No creo que con estos argumentos ningún fiscal o juez se hiciera cargo de la denuncia. Lo curioso en este asunto de la capilla...

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No es país para viejos

Posted by on May 5, 2016 in Miradas |

El cine me sugiere una vez más el título de esta entrada porque entre las múltiples fracturas que recorren la política y la sociedad ahora mismo, la más ancha y la que engloba a las demás es la fractura generacional. Esta ocurrencia viene a cuento de la consulta a las bases de izquierda unida que, como era previsible, han sancionado por abrumadora mayoría la confluencia con podemos. El plebiscito ha tenido las mismas características que los celebrados en las otras fuerzas de izquierda, convocados para apuntalar la decisión de la dirigencia del partido: baja participación en relación con el censo de la militancia y resultado inequívocamente favorable a la voluntad de los convocantes. Pero además hay otros dos rasgos comunes en los tres referendos partidarios celebrados, que vale la pena destacar. El primero, que los tres han ido en la dirección del cambio, vale decir, a favor de crear las condiciones para la superación de la situación actual presidida por la corrupción, la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades, y de añadidura, a favor de una confluencia de las fuerzas de izquierda. El segundo rasgo es que la celebración misma de los referendos ha sido criticada o vista con reticencia entre los viejos del lugar; el último ejemplo, el de Gaspar Llamazares, pero ha habido otros que pueden espigarse de entre las filas de los tres partidos que han convocado las consultas. Es posible que los viejos tengan razones formales y de otro tipo para deplorar estas consultas instrumentales y los movimientos tácticos que las rodean, pero lo no que tienen es capacidad alguna para detener la voluntad transformadora que las consultas significan. La situación que se avecina no es para viejos, ni siquiera en el pepé, convertido en el baluarte del pasado, ni en el pesoe, donde lo más interesante que está ocurriendo es la pugna entre la nueva y la vieja política, lo que quiera que signifiquen esos términos. La sociedad está tan desgarrada, las instituciones tan baqueteadas, la economía tan saqueada, la política tan corrompida, que ninguna mirada que no sea al futuro es soportable, y los viejos podemos tener razón, pero no tenemos fututo. Los que vivimos la Transición deberíamos saberlo porque lo único que no era posible en aquel momento histórico en que todo parecía posible era el retorno al molde de la dictadura. También entonces había una corriente de cambio que recorría la sociedad y los viejos del antiguo régimen hablaban con desdén de gobiernos de penenes (palabra que ya nadie sabe qué significa, consúltenlo en internet) para descalificar a las fuerzas emergentes. Alguno de aquellos penenes idealistas han terminado su vida pública en los papeles de Panamá, y no es...

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