Humanitarismo

Posted by on May 21, 2016 in Miradas |

De entre los centenares de miles de personas perseguidas, desahuciadas, acosadas y  expulsadas que se registran bajo toda clase de regímenes, una buena parte de las cuales están acampadas al otro lado de la alambrada que hemos levantado en nuestras fronteras, el avariento y perezoso gobierno que preside Rajoy ha decidido ofrecer la protección de la nacionalidad  española a dos relevantes personajes de la oposición venezolana, amenazados, al parecer, por un golpe militar que no se ha producido más que en las páginas de nuestros periódicos de referencia. Los beneficiados, a los que damos la bienvenida en nuestro país, disfrutan de una prebenda que no se otorgó a los innumerables perseguidos de las dictaduras chilenas, argentina y uruguaya, estos sí, víctimas de golpes militares reales y acaecidos, como el hipotético de Venezuela, en países hermanos, por utilizar la empalagosa jerga del propio Rajoy para justificar la decisión gubernamental. Por cierto, estos personajes agraciados con una urgente y nueva nacionalidad ¿son las únicas víctimas  posibles de Maduro o se trata de una medida homeopática? No hace falta simpatizar con el carácter primitivo y gritón del presidente venezolano, que apenas oculta su debilidad política, para saber que lo que está ocurriendo en ese país tiene su causa mayor en la vertiginosa caída de los precios del monocultivo del petróleo, que ha acabado con los ingresos fiscales y ha llevado al caos a la economía y a la sociedad. El régimen constitucional que ahora preside Maduro tiene su remoto origen, ciertamente, en un golpe militar incruento protagonizado por el fundador del movimiento, aunque más tarde ha sido refrendado en la urnas en todas las convocatorias electorales llevadas a cabo por procedimientos legales que nadie ha podido acusar de antidemocráticos (más o menos, para que se hagan una idea, como en la transición española) y su precedente inmediato, el gobierno de Carlos Andrés Pérez, socialdemócrata y amigo y valedor de Felipe González, fue una ciénaga de corrupción y miseria (más o menos como la situación española actual). Así que la traslación de la campaña electoral española al escenario venezolano, impulsada por el gobierno del pepé y algunos amigos que ha encontrado por el camino, quizás tenga que ver con afinidades electivas entre las situaciones históricas y las coyunturas presentes de ambos países. Al combatir a Maduro se combate al emergente podemos según el argumento simbiótico acuñado ya para siempre en la imaginación de la derecha. Pero esta estrategia tiene un objetivo mayor: estar ahí con los vencedores cuando caiga el armatoste bolivariano, igual que han caído los populismos [sic] de Argentina, Brasil, etcétera, que dieron en el inmediato pasado un exitoso impulso histórico a las sociedades de esa atribulada parte del planeta. Ahora,...

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En los márgenes

Posted by on May 20, 2016 in Miradas | 2 comments

El diario decano de mi pueblo da hoy una noticia intrigante, turbadora y confusa, por el hecho que describe y por el modo de presentarlo. Resulta que, durante dos años, un número indeterminado de curas de la diócesis han sido objeto de extorsión por parte de una banda organizada de “personas de nacionalidad rumana”, vale decir, probablemente, aunque la información no lo explicita por aquello de la corrección política, de gitanos procedentes de ese país, que, en efecto, frecuentan los entornos de las parroquias a la busca de la caridad limosnera de sus usuarios. El resultado ha sido que algunos de estos curas han sido “trasladados” de sus parroquias a causa del “estrés” que el chantaje les provocaba. Primera pregunta ¿cómo es posible que un grupo de ostentosos y andrajosos individuos dedicados a la mendicidad (una especie de personajes de Viridiana que han descubierto las virtudes del emprendimiento) pudieran extorsionar y por qué motivo a los curas, que ocupan un lugar central en la comunidad de los fieles y por ende en la aldea o barrio en que se ubica la parroquia? Lo que cuenta la información periodística es que estos presuntos extorsionadores se acercaban a los curas pidiéndoles una ayuda económica, a lo que estos accedían llevados por su “bondad”, mientras estudiaban sus “horarios y costumbres” y, poco a poco, aumentaban el nivel de sus exigencias con la amenaza ¿de qué? La noticia no lo aclara más allá de una anécdota colateral y ridícula; al parecer, una de estas extorsionadoras se acercó al confesionario y se descubrió los pechos ¿quizás para colgar la comprometedora foto en Instagram? La información periodística se basa en la entrevista a un portavoz de la diócesis y no da detalles de esta prolongada situación que ha afectado -en ocasiones gravemente, si han tenido que ser “trasladados”–  a respetados pastores espirituales. El lector tiene la sensación de estar ante el borrador de una novela negra.  Curas y gitanos tienen en común su pertenencia a comunidades ajenas al Estado, regidas por normas y conductas endogámicas que en este caso han llegado a alguna forma de simbiosis perversa y, al parecer, también duradera por la misma razón de su impermeabilidad a las leyes que nos rigen a todos. Damos por sabido que los gitanos constituyen una comunidad marginal, lo que acarrea sobre ellos indefensión y vulnerabilidad, pero ¿quién iba a imaginar que los curas que han pastoreado nuestra existencia constituyen también una vulnerable e indefensa comunidad ante los embates del primer desaprensivo que llama a su puerta? En el mismo reportaje, el periódico da el nombre de uno de los curas “trasladados”, “víctima de la extorsión económica”, al que en ocasiones encuentro a la puerta de...

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Más noticias de mascotas

Posted by on May 19, 2016 in Miradas |

Mi vecina Isabel tiene una jauría de perrillos domésticos, diminutos, agitados y peludos, que forman una alfombra viviente alrededor de sus tobillos cuando los pasea en el parque. Isabel cuida a sus mascotas como lo que son, la única familia de la que se puede fiar, pero, sencillamente, constituyen una familia inmanejable, extenuante para la edad que ya tiene su dueña. La moda de las mascotas caninas en la ciudad privilegia a razas de pequeño tamaño de las que los propietarios tienen un único ejemplar por razones logísticas obvias. Hasta las mascotas más entrañables y dóciles pueden convertirse en una pesadilla si forman un grupo compacto y numeroso; en ese momento, su lugar está en una granja especializada, lo más cerca posible de la campiña y lo más lejos del menaje de casa. Nuestros políticos también suelen ser ejemplares de pequeño tamaño pero las listas cerradas y bloqueadas a que obliga el sistema electoral los convierte en una amenaza que se hace realidad cuando se asilvestran en el ejercicio del poder. Jaurías, manadas o como quiera decirse que cometen toda clase de desmanes con el patrimonio público y luego no hay manera de saber quién es el responsable porque todos nos miran con la misma jeta entre desafiante y taimada que encontramos en los lobos. A ver, ¿quién ha sido el que se ha zampado el cordero? Aaauuu, responden levantando los ojos a la luna. Sin contar con que todavía y durante todo el interminable tiempo que dura la instrucción sumarial son solo presuntos lobos. La consigna compartida por los artífices de la Transición fue conservar un gobierno fuerte, lo que exigía partidos cerrados, disciplinados, mezcla de organización leninista y familia mafiosa, y en esas estamos, como mi vecina Isabel, flotando sobre una inestable alfombra de animalillos gorrones, en el mejor de los casos, o meramente predadores, en el peor. La corrupción no se resolverá hasta que no cambie el sistema electoral y en consecuencia el funcionamiento de los partidos. La mala noticia es que estos no quieren cambiar el sistema porque el actual les resulta cómodo y provechoso en grado superlativo. Un sistema electoral mayoritario, de candidatos unipersonales en distritos pequeños y de censo homogéneo, como el que opera en el Reino Unido, acabaría con la corrupción y con la más british de nuestros políticos, Esperanza Aguirre, la hembra alfa de nuestra particular jauría. Los ingleses distinguen entre las mascotas y los políticos. Las primeras no invaden  los jardines públicos y los segundos no te roban la cartera. Aquí esta distinción resulta inimaginable y está entre las proverbiales dificultades que tenemos para aprender inglés. Hasta Aguirre se traba cuando tiene que conjugar este...

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Periodo de celo

Posted by on May 18, 2016 in Miradas |

Hace unos años tuvimos en casa un gato siamés (en la imagen, ya viejo) al que llamaba Felinillo porque me parecía que el nombre tenía un aroma cardenalicio y nadie es más parecido a un príncipe de la iglesia que un gato, en su fingida modestia, en su estereotipada elegancia de modales, en su indulgencia para sí mismo y en su secreta agresividad cuando ve afectados sus intereses, y, como corresponde a todo ser vivo, incluso a los cardenales de Roma, Felinillo atravesó un fastidioso periodo de celo que, antes de terminar abruptamente en la oportuna intervención quirúrgica, vino a coincidir con una campaña electoral de la época. Veía al gato cortejar con uñas y dientes a un cojín del sofá y al político dirigirse a la audiencia desde el televisor y los dos tenían el mismo aire absorto, obstinado, casi histérico, mezcla de deseo y de furia. Descubrí entonces que ni el cojín ni la audiencia sentada ante el televisor eran el objeto real del gato y del político, respectivamente, sino el frontón circunstancial de un juego que empezada y terminaba en la satisfacción del propio deseo, dictado por la naturaleza de ambos. La reproducción de la especie, la conquista del poder: un mismo mandato bíblico para personas y bestias. Desde entonces, Felinillo y sus escarceos eróticos con el mobiliario doméstico me vienen a mientes cada vez que un político perora durante la campaña electoral. Es seguro que él se cree refinado, creativo y justo, pero lo cierto es que resulta rudimentario, consabido y oportunista. Lo que distingue al gato del político en sus respectivos afanes es que el primero conserva la dignidad de su naturaleza, o la recupera al instante, mientras que el segundo deja en la memoria del testigo una huella indeleble de que es tonto o malvado. No creo que la virtud democrática de ningún ciudadano de cierta edad sobreviviera si, por un milagro de la memoria, pudiera recordar todo lo que ha tenido que oír durante los innumerables periodos electorales que han jalonado su vida. Nuestro parsimonioso presidente del gobierno en funciones comparte esta fatiga y detesta los mítines, las comparecencias, los debates y, en general, todo lo que tenga que ver con expresiones de celo porque para nuestro presidente el poder político es una derivada del orden mineral de las cosas, del que también forman parte los terremotos, los derrumbes y las inundaciones, pero qué le vamos a hacer. Echar a este personaje de la poltrona es el único objetivo digno de ese nombre en las próximas elecciones, pero ahí están quienes podrían hacerlo, enzarzados en un frenético cortejo con el cojín del sofá de su...

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Un fantasma recorre Europa

Posted by on May 17, 2016 in Miradas |

Planea invisible sobre nuestras cabezas identificado con un acrónimo que tanto puede designar a un virus letal, un meteorito que se acerca a velocidad de vértigo hacia nuestro planeta o un programa informático que acabará con los recursos que hacen posible la vida tal como la conocemos: TTIP. Esta mañana, un grupo de activistas se han jugado el tipo escalando una torre de Madrid para colgar una  advertencia: no al ttip.  Es asombrosa la fuerza evocadora de las palabras, y tanto más si son jeroglíficos,  la cual no ha variado desde que los chamanes del paleolítico las pintaban en las paredes de la cueva para moldear a la tribu. En 1986, el gobierno socialista de Felipe González convocó un taimado, y costoso, referéndum para mantener a España en la organización militar del atlántico norte, contra el deseo de las propias bases del partido y de sus votantes. En la dialéctica consiguiente, los partidarios de la permanencia llamaban al artilugio con el amigable nombre de la alianza mientras los detractores pronunciaban sonoramente la sigla, otan, que suena como el motor de arranque de un bombardero o la oruga de un tanque. Por supuesto, ganaron los de la alianza porque si no puedes esquivar una ola, procura nadar en su cresta. La negociación del tratado transatlántico de comercio e inversiones se lleva con tanto sigilo que sus urdidores no han necesitado molestarse en buscar una denominación más tranquilizadora que el ominoso ttip. Si le llamaran con el inocuo término de acuerdo comercial quizás desactivaran parte de la amenaza que transporta. Aunque nada hay más tonto que enfrascarse en disquisiciones nominalistas para entender, y en su caso conjurar, fuerzas políticas y económicas que se llamen como se llamen están ahí y van a seguir estando mucho tiempo. El ttip pretende una gran área de libre comercio en lo que llamamos el hemisferio occidental del planeta, de modo que no es más un desarrollo masivo de la globalización en la que vivimos, y significará la destrucción y/o mutación de sistemas, formas de vida e instituciones  económicas y sociales de carácter local. ¿Qué pasará con mi empleo, con mi pequeño negocio, con los alimentos que consumo, con la tierra que cultivo? No hay respuesta. Un selecto grupito de tecnócratas que nadie conoce está negociando los términos del tratado en una opacidad absoluta. Unos pocos parlamentarios y miembros de los gobiernos concernidos tienen acceso a los documentos, no se sabe en qué medida, y pueden consultarlos bajo un severo compromiso de confidencialidad. Podemos imaginar a estos representantes electos que han visto los papeles (ni siquiera leerlos en detalle) como quien echa un vistazo al séptimo círculo del infierno y salen de la cámara acorazada demudados...

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