Los líderes europeos amenazan a Rusia con ‘sanciones masivas’ si no acepta una tregua de 30 días, titula hoy a toda pastilla el diario de referencia. Veamos cómo.
Embridar a los rampantes neofascismos domésticos y devolver al garañón desbocado que reina en Washington a la senda del atlantismo es el doble objetivo que ha llevado a los cuatro prebostes europeos –Macron, Merz, Tusk y Starmer-, a Kiev para exigir a Putin una tregua de treinta días so pena de sanciones masivas. Los cuatro prebostes han adoptado para sí mismos el épico título de coalición de voluntarios, como si fueran a ir a las trincheras, lo que por descarte quiere decir que el resto de países europeos está gobernado por remolones y vagos y harán lo que se les diga.
El corazón de don Sánchez está en esta coalición pero no pertenece al club de los machotes armados que ha visitado Kiev. Polonia tiene el mayor ejército de Europa; Francia, la bomba atómica y ciertas ensoñaciones napoleónicas; Reino Unido, el ardor guerrero casi intacto y más bombas atómicas, y Alemania, ay, está resuelta a dejar atrás el pacifismo que le fue impuesto tras la segunda guerra mundial y a poner todos sus recursos industriales al servicio de la nueva causa. En esta competición de musculatura, don Sánchez no puede ni quiere significarse, lo que explica la película muda con la que ha aprobado el aumento de gasto para el rearme, un pellizco presupuestario de diez mil millones para alcanzar el modesto 2% del peibé y que no le señalen con el dedo, aunque ya hay voces pregonando que es poco. Don Sánchez tampoco quiere espantar a sus aliados de gobierno y, al mismo tiempo, no considera que la amenaza de la coalición reaccionaria pp-vox sea tan apremiante como lo es en los países de la coalición de voluntarios. En Francia y Alemania los gobiernos están asediados por el lepenismo y los neonazis, respectivamente; en Polonia, los liberales están en un equilibrio inestable con la extrema derecha nacionalista, y en Reino Unido, los laboristas han recibido un buen susto de los seguidores de Nigel Farage. Para no mencionar otros socios europeos que ya están en manos fascistas: Italia, Hungría, Rumanía, Eslovaquia…
En la guerra de Ucrania se juega algo más que el futuro de Ucrania. En los sueños europeístas más húmedos, un tratado de paz en Ucrania que constriñera a Rusia sería equivalente al tratado fundacional (Roma, 1950) de lo que hoy es la unioneuropea. Pero este sueño exige, como en 1950, el beneplácito político y el paraguas militar de Estados Unidos, así que los cuatro paladines han telefoneado a Trump desde el mismo despacho en el que estaban reunidos con Zelenski para informarle de su estupenda idea para amedrentar a Putin: treinta días de tregua o sanciones masivas.
Trump no ha contestado, que se sepa, aunque Zelenski insiste en que está de acuerdo. Trump prefiere su propio plan: explotación de los yacimientos ucranianos de tierras raras en pago de la deuda de Kiev por el material militar recibido y que de las pejigueras bélicas se encarguen los europeos, si quieren. Putin sí ha contestado y en una rueda de prensa convocada esta madrugada -se ve que en el Kremlin están de imaginaria toda la noche- ha desestimado a los cuatro paladines y sus sanciones masivas y ha convocado a Zelenski a una conversación de paz, cara a cara, sin intermediarios, el próximo día quince en Estambul. Trump y Putin se admiran mutuamente y comparten dos sentimientos vivísimos: el odio por Zelenski, ese enano obstinado en defender la independencia de su país, y el desprecio por los pomposos europeos, que no tienen media chufa y van muy crecidos.
Volvemos a la casilla de salida pero todo indica que cualquier avance en la dirección propuesta por los cuatro paladines va a exigir algo más que sanciones masivas. Está descartado que continuará la ayuda militar a Kiev pero ¿será suficiente? Rutte, secretario general de la otan, lo tiene claro: no. Un misil ruso tarda solo diez minutos más en llegar a Madrid que a Varsovia, ha declarado. Y si el misil viene desde otra parte ¿cuánto más tarda en llegar desde Nuuk (Groenlandia) a Barcelona? Ah, eso aún no lo hemos calculado.