El ignaro y aguerrido don Gallardo, vicepresidente voxiano de castillayleón, ha competido estos días pasados en la atención popular y mediática con la cantante colombiana Shakira, esta con su vendetta post amorosa y el otro por la ocurrencia de investir al personal médico con funciones policiales dirigidas a quebrar la voluntad y la libertad de las mujeres en trance de someterse a un aborto. Shakira ha ganado la competición por la audiencia pero eso no ha evitado que la gallarda irrupción de manual trumpista no haya conseguido sus objetivos, que puede resumirse en dos: una, desestabilizar a sus socios y competidores electorales del pepé sumiendo a las distintas portavocías de este partido en un guirigay de respuestas contradictorias, y dos, obligar a los defensores de la legalidad a dar explicaciones sobre por qué es imposible la aplicación de estas medidas. Y todo ello envuelto en la correspondiente cacofonía de opiniones en los medios, casi todas las cuales han rodeado la cuestión sin entrar en su esencia, que es destruir la libertad.
El ignaro don Gallardo ya ha reconocido que él no sabe ni una palabra de este asunto, pero la ignorancia es una virtud en la metodología trumpista. No se trata de avistar un problema y darle una solución –el famoso tópico: lo que preocupa a la gente– sino de explotar un tema, en el sentido que explota la dinamita, basado en un consenso aparentemente frágil, donde las emociones pueden desencadenarse sobre víctimas inermes en pos de un objetivo reaccionario. La derechita cobarde está poco pertrechada para esta estrategia de su extrema derecha. El trumpismo voxiano agita tópicos que están en las raíces ideológicas de la gran derecha pero que el realismo político le impide esgrimir. La cuestión del aborto es un ejemplo.
No es casualidad que la ley de 2010, aún vigente, fuera recurrida ante el tribunal constitucional por el grupo parlamentario del pepé y duerma el sueño de Blancanieves desde hace más de una década en alguna bandeja del tribunal que hasta ayer ha tenido mayoría conservadora, cuando, entretanto, el partido que elevó el recurso de inconstitucionalidad ha dispuesto de mayoría absoluta en el parlamento entre 2011 y 2016 para reformar la ley a su gusto y ni lo intentó siquiera. La finta de presentar un proyecto que luego fue retirado por don Rajoy le costó la carrera política a su autor, don Gallardón. Quién sabe si no le ocurrirá lo mismo a don Gallardo.
La síntesis feliz a esta contradictoria cuestión entre derechas de distinto pelaje la ha hecho, una vez más, doña Ayuso en Madrid. Sin entrar en más zarandajas ni disquisiciones, habilitará un teléfono de información para embarazadas en las que estas recibirán recomendaciones a favor de la vida. Podemos imaginar la operativa de este recurso: está usted llamando al teléfono a favor de la vida; si está usted confusa sobre su embarazo, pulse uno; si no está confusa pero quiere recibir ánimos, pulse dos; si quiere llevar a término su embarazo pero no sabe cómo decírselo a su pareja o cómo mantendrá al bebé, pulse tres; si no está en ninguna de estas situaciones, espere a que le atendamos. Piiiiii…piiii….piiii… En este momento nuestros operadores están ocupados, permanezca a la escucha. Tachín, tachín, tachín. Está usted llamando al teléfono a favor de la vida; si está usted confusa sobre su embarazo, pulse uno…
Es posible que vuelva el fascismo, pero lo dirigirá un robot o su equivalente, don Gallardo.