En el ámbito idiomático del castellano se puede ser tonto de muchas causas y maneras: de capirote, del haba, del culo, de remate, de solemnidad, etcétera, y desde hoy también se puede ser tonto de iberdrola. Lo ha dicho quien más autoridad tiene para saberlo y pregonarlo, el preboste supremo de la compañía eléctrica. En el fondo y en la forma, este insulto descarnado y dirigido a una buena parte de la clientela de su empresa ilustra a la perfección el funcionamiento del mundo en que vivimos en el que no hay día en que un listo privilegiado no se abra la bragueta, se la saque y nos mee encima, y si te pilla el chorro es porque eres tonto.
Don Sánchez Galán, que así se llama este cuñado de barra de bar que preside una de las firmas del oligopolio energético del país, es un conspicuo adversario de la regulación de precios y ha llamado tontos a los clientes de tarifa regulada por el gobierno (diez millones de hogares, 34% del total de usuarios), que es la que permite acceder al bono social y a descuentos en el coste de la factura de la luz para hogares en situaciones vulnerables. Así que la invectiva iba dirigida a los tontos que además son pobres y por extensión al gobierno de tontos y pobres que en estas fechas ha pactado con Bruselas un tope a la factura de la luz para paliar lo que hace unas semanas era un problema nacional y ahora parece ser solo cosa de tontos. Los listos contratan la tarifa libre.
La única diferencia tangible entre la tarifa regulada y la tarifa libre es que la primera da acceso a las bonificaciones del gobierno pero, en lo demás, ambas tarifas dependen de los vaivenes del mercado manejado por un oligopolio de oferta. La tarifa regulada se calcula incluyendo el precio del gas, lo que ha hecho que se disparara en estas fechas, y varía por horas, lo que significa que si el usuario quiere ahorrar en el recibo debe hacer complicados, y grotescos, ajustes en el horario de uso de electrodomésticos. La tarifa libre se contrata con una comercializadora y es rígida durante el tiempo que dure el contrato, es decir, es lo bastante alta como para que el vendedor se garantice la ganancia en caso de precios altos de los proveedores y no se abarata aunque baje el precio de producción. Los que suscriben la primera tarifa son tontos y los que tienen la segunda, listos, según el diagnóstico instaurado hoy.
Hay mucha doctrina detrás del exabrupto de don Sánchez Galán. Es un tipo jovial y sobrado, como un seguidor del realmadrid ahora mismo, para entendernos, y su división de la clientela en tontos y listos puede traducirse en perdedores y ganadores. Un tonto puede ilustrarse y enmendar su simpleza pero un perdedor, ay, eso es una condición ontológica y no tiene remedio. Ahí está la gracia del chiste que nos ha contado el presidente de iberdrola.
P. S. El bocazas de Iberdrola ha pedido perdón por su insulto. Era de cajón que lo hiciera porque lo hacen toda clase de gamberros y abusadores mediáticos agravando, si cabe, la afrenta contenida en el primer insulto. Estis actos de falsa contrición debería estar castigada en el código penal.