Por fortuna para el caso el irredentismo vasco está en pausa porque de no haber sido así la unioneuropea tendría que haber abierto otro expediente por discriminación de las minorías, a causa de la expulsión del diputado alemán Marcel Bauer que se cubría la cabeza con una boina, y no una boina cualquiera de soriano, digamos, sino una txapela con denominación de origen, con su rabito erecto y ese elegante vuelo textil de txapeldun, que aureola el cráneo y parece abrir la mente a horizontes ignotos.
El reglamento del Bundestag establece que la vestimenta de los diputados debe ser apropiada a la dignidad de la cámara, un requisito que, según la presidenta de la asamblea, no cumplía la boina del diputado. Este se negó a destocarse y la presidenta decretó su expulsión, que fue generosamente aplaudida, excepto por la bancada de la izquierda, a la que pertenece el sancionado, y por los neonazis, que también portan signos distintivos en la sobria y anodina indumentaria, como la flor de aciano en la solapa, de uso identitario entre la tropa nacionalista.
No sabemos qué quería significar el diputado de la boina, que finalmente volvió a su curul con la cabeza despejada a la espera de un recurso que había presentado contra la resolución de la presidenta, pero es inevitable atribuirle algún sentido político. La boina está hecha de lana y en espacios cerrados es una prenda demasiado cálida e incómoda. En el pasado, cuando era de uso común en tierras del golfo de Vizcaya, los usuarios se destocaban por respeto cuando entraban en un recinto público, fuera la iglesia o el ayuntamiento. No siempre era así, claro, y en algunos contumaces la boina parecía formar parte de la anatomía del sujeto. Muchos años atrás, durante las fiestas patronales de un pueblecito de la remota provincia subpireanica, este escribidor compartió habitación en el caserío familiar de Gereñonea con un vejete que al acostarse se despojó de la boina de calle y se puso una idéntica pero más astrosa para dormir. Si alguien duerme con boina ¿por qué no ha de dormitar en el parlamento con ella? La boina tiene una dignidad de la carece el gorro de dormir con su absurda bola en el vértice.
El lenguaje, ya sea literal o icónico, no ayuda a desentrañar el misterio de la boina en el Bundestag. En alemán, boina es Baskenmütze (gorro vasco), lo que debe entenderse como un homenaje de las lenguas indoeuropeas a la elegante prenda universal creada en la ancestral Euskalherria, y del mismo modo en francés se dice basque béret. Si el internauta curioso guglea este término, la pantalla se inundará con el catálogo de la firma Elósegui de Tolosa (Gipuzkoa). París se apropió de esta prenda y la puso en el cénit de la elegancia; pero en Berlín y en el Bundestag luce extravagante, anacrónica, como si el portador reclamara la atención sobre un mundo ido y misterioso. Porque lo cierto es que, después de los años de plomo del terrorismo de eta, la boina ha desaparecido del paisaje de su patria natal y los vascos se cubren, nos cubrimos, las vergüenzas capilares con gorras de minero galés o de bateador de béisbol, y los más finos con sombrero breiter.
Para terminar el informe de las pesquisas sobre el misterio de la txapela en el Bundestag, habremos de intentar comprender el razonamiento que ha llevado a la presidenta del parlamento alemán a considerar esta prenda como un aderezo indigno. Hay tres vías de abordaje al asunto. La primera, la más obvia y banal, es atribuir la sanción presidencial al repelús instintivo que provoca en la mentalidad germana las indumentarias y actitudes que se salen de la uniformación. La segunda, consecuente con la anterior y más plausible, es que la clase política tradicional ha formado una corporación que se identifica a sí misma por su apariencia y rechaza cualquier intrusión de lo desconocido en su negocio aunque sea tan inocuo como una boina o como unas rastas en el caso español: rechazar la boina o las rastas es rechazar al que está debajo.
La tercera hipótesis es más seria y probable y consiste en el veto a signos indumentarios que establezcan distingos o lealtades alternativas a las que son debidas a la constitución. ¿Afectan las boinas a la unidad establecida en la constitución? No, pero sí lo que significan o podrían significar. Desaparecida la boina, desaparece el mosqueo constitucional. Alemania es muy susceptible a la aparición de signos perturbadores, pero la prohibición pública de la esvástica no ha impedido que los neonazis sean la segunda fuerza en el Bundestag.
A su turno, el portador de la boina debería reflexionar sobre la conveniencia de su indumentaria. La irrupción de nuevas fuerzas en los parlamentos europeos ha puesto de moda el diputado-anuncio, que lleva consigo un atrezo de cartelas y objetos diversos destinados a reforzar su mensaje cuando se sienta en el escaño o está en la tribuna. Este lenguaje hipertrófico, característico de las redes sociales, lejos de aumentar la resonancia del discurso, lo agota en el puro exhibicionismo.
Bueno, y esto es todo lo que podemos saber sobre el misterioso caso de la txapela en Berlín, a la que debemos agradecer que nos haya deparado un ratito de entretenimiento mental en estos días de actualidad inquieta y aciaga.