La pequeña Ada, diez o doce años, tiene dos mil y pico seguidores/as en tik tok donde cuelga composiciones (ediciones, se llama ahora al corta y pega) de Miércoles Addams, un personaje de la galaxia de Hollywood que representa a una adolescente empoderada y tierna, poseedora de dones brujeriles.

La inocua afición de Ada a la red social prefigura, sin que ella lo sepa, la tercera guerra mundial cuyo casus belli no será, como insisten los propagandistas, un territorio como Ucrania o Taiwan, sino la posesión o, en su caso, neutralización del algoritmo de tik tok, una colosal máquina de creación china para la acumulación de datos sobre la población mundial que compite con ventaja con facebook, el artefacto homólogo de propiedad norteamericana y que ya ha dado pruebas de su uso fraudulento para influir en el juego de poderes de los países por los que se ha extendido.

La guerra de Ucrania ya ha comenzado y la de Taiwan empezará en un plazo no superior a dos años, según estimaciones militares norteamericanas. El próximo conflicto mundial sigue el patrón del que le precedió: empieza en el este de Europa (invasión alemana de Polonia, uno de septiembre de 1939) y se extiende a Oriente dos años después (bombardeo de Pearl Harbor, siete de diciembre de 1941). Washington esperaba este ataque y bien podría decirse que era deseado por la Casa Blanca para tener un argumento incontrovertible que rompiera el aislamiento impuesto por su opinión pública mientras la guerra tenía lugar solo en el diminuto teatro europeo. China ha emprendido hoy unas aparatosas maniobras militares para rodear Taiwan en respuesta a la visita de la presidenta de la isla a Washington; ya veremos si este no es el pearlharbor del siglo XXI. Un acertijo para rellenar la línea de puntos: la anterior guerra mundial, la última de la era analógica, terminó con el uso de la bomba atómica contra poblaciones civiles, ¿cómo cree usted que empezará la siguiente guerra al hilo ascendente del progreso tecnológico y la correspondiente urgencia de un tiempo acelerado?

Entretanto, sigue la actividad política de la que no se sabe si busca soluciones para la paz o pretextos para la guerra. Ya veremos hasta dónde llega la trémula diplomacia europea en Beijing emprendida estos días por don Sánchez, monsieur Macron, frau Von der Leyen, etcétera. Podemos imaginar la primera pregunta del presidente don Xi Jinping a la que han tenido que responder los interlocutores europeos: ¿es usted de tik tok o de facebook?

El congreso estadounidense ha convocado al director general de tik tok para una sesión informativa. Si googleas en español las noticias de esta reunión, encuentras que don Shou Zi Chew, que tal es el nombre del ejecutivo, parece un avatar de Fumanchú: enigmático, un desastre y potencial enemigo de la seguridad. Lo cierto es que en este tipo de reuniones parlamentarias no se aspira a conocer la verdad sino a reforzar prejuicios establecidos. Ante las inquisitoriales preguntas de los parlamentarios norteamericanos, que enfrentan a cada paso los términos american people con chinese communist party, el ejecutivo chino se comporta como cualquier colega en la misma situación: cautela para no desvelar secretos de la empresa que representa y paciencia para soslayar la mala fe y la notoria ignorancia técnica de sus interrogadores. En resumen, don  Shou Zi Chew pudo proclamar, aunque no lo hizo, como don Rodrigo Rato en famosa ocasión: ¡es el mercado, amigo!  Claro que, ¿quién ha dicho que las leyes de mercado excluyan el uso de bombas atómicas?

Querida, Ada, sigue jugando con tu amiguita Miércoles Addams mientras puedas porque tú y tu fantasía ya habéis entrado en la historia, y que te sea leve.