El amigo Quirón me hace observar que quienes han replicado a doña Yolanda Díaz desde la órbita podemita, ya sea para torcerle el brazo con condiciones procedimentales inasumibles para ella o para imputarle el fracaso de la izquierda si no hubiera unión, son todos hombres, a saber, por este orden, don Iglesias y don Monedero, y ese chico conocido por su luenga cabellera rubia, don Pablo Fernández, el diputado solitario de Castilla-León. Los tres han enviado el mismo mensaje -doña Díaz  no está plenamente comprometida con la unidad-, así que más que una variedad de argumentos han escenificado algo tan militar como una falange macedónica, o de las otras. A la pelea se ha sumado por alusiones don Rufián -otro hombre-, cuya acreditaba capacidad para la polémica puede verse seriamente afectada si Elon Musk convierte tuiter en un canal de pago.

Esta irrupción masculina para frenar la crisis en un partido que ha feminizado su nombre y en el que las caras de a diario son todas de mujeres –doña Montero, doña Belarra, doña Verstrynge y la entretenida doña Pam- debe significar algo, que doña Díaz ya se maliciaba en su discurso de presentación cuando dijo, citando a Rosalía de Castro, que las mujeres no somos de nadie y yo tampoco soy de nadie. Así empezó la partida. Horas después, doña Ione Belarra entra en liza -después de todo es la secretaria general de unidaspodemos– y repite el argumento ya conocido: Sumar no está plenamente comprometida con la unidad. Pero el diario de referencia, que recoge esta declaración, titula Belarra sigue la senda de Iglesias. De manera que, para la opinión biempensante y para una parte de la izquierda, el objetivo primero de Sumar debe ser restar a don Iglesias y su estela, echarlos de la mesa donde se dirime la nueva temporada de juego de tronos. Luego, ya veremos.

Este guiñol no desaparecerá de la cartelera hasta que doña Díaz presente al público un programa digno de ese nombre y un equipo político para ejecutarlo; en resumen, hasta que Sumar no se convierta en una marca política (no diremos partido para no herir susceptibilidades) diferenciada y reconocible, lo cual no va a ocurrir antes de las elecciones regionales y municipales del próximo mayo, y hasta entonces hay tiempo para extender la pelea a cada localidad o autonomía donde se presenten las dos listas. Una expectativa que puede sacar lo peor de cada parte –primer episodio, en Asturias– con el consiguiente efecto desmoralizador en el electorado. Y ya que hablamos de ello, ¿participará la lideresa en las campañas locales donde se presente alguno de los partidos que han reconocido su liderazgo? Ni los partidos pueden prescindir de doña Díaz ni esta de los partidos que se han adscrito a su iniciativa.

Entretanto, a la espera. Se van a hacer muy largos en la izquierda los ocho meses que quedan hasta las elecciones generales, ha sentenciado el periodista Íñigo Sáenz de Ugarte.