Quién le iba a decir a la pequeña revolucionaria que terminaría guareciéndose en la misma caja fuerte donde  los odiosos plutócratas que rigen el mundo y su amada patria ponen a salvo de la justicia los caudales que hurtan a la hacienda. Quién le iba a decir a doña Gabriel que su destino tendría la misma estación término que la de los afanosos Bárcenas, Pujol et alii y los participantes del contubernio capitalista de Davos. Quién le iba a decir a la nueva rosaluxemburgo que terminaría dirigiéndose a los suyos mediante mensajes de audio, en una versión modesta y proletaria del plasma que utilizan los mandamases de la derecha don Rajoy y don Puigdemont. Confiemos en que su nuevo domicilio no le haga creer que es Lenin a la espera del tren que ha de llevarle a la estación de Finlandia/Sants.

Corren tiempos extraños, avisó crípticamente la revolucionaria adolescente a sus suyos reunidos en asamblea como se reunieron los fieles a la espera del advenimiento del espíritu en los azarosos tiempos de Diocleciano. Gente sencilla y fervorosa apiñada alrededor del aparatillo de mptrés para escuchar el mensaje: la persecución política al independentismo toma nuevas formas y alcanza nuevos espacios (…) sois gente determinada, convencida, incorruptible y generosa. Por eso es un orgullo militar en Endavant. Y por eso he querido hacerme un espacio en una asamblea a la que no puedo asistir. Con una prosa muy parecida que se recita todos los días en misa montó un tal Saulo de Tarso una religión de cojones, así que no hay que perder la esperanza.

Tiempos extraños, en efecto, en los que no hay manera de distinguir una revolución de un carnaval y en las que los revolucionarios huyen del lugar de la fiesta para que un juez no les obligue a quitarse la máscara porque en ese caso  les faltará tiempo para decir que todo era puro teatro, y que la culpa la tiene el otro. Tiempos líquidos -Zygmunt Bauman dixit- que se niegan a ser moldeados por las ensoñaciones y nos arrastran de lo sublime a lo ridículo en un santiamén. No sabemos de qué línea doctrinal procede doña Gabriel pero es imposible que no haya oído alguna vez aquello de que la historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa. La tragedia ya tuvo lugar en octubre de mil novecientos treinta y cuatro,  lo que no quiere decir que la farsa sea cosa menor porque el carnaval independentista ha conseguido seducir a quienes no estaban invitados y el gobierno central se ha sumado a la sobrerrepresentación en la respuesta, y hasta la guardia civil, de natural tan sobria, se ha puesto estupenda en la investigación, y en un informe califica a doña Gabriel de activista feroz. Con eso y la moleskine de don Jové, donde al parecer se relata el horripilante complot independentista, tenemos guión para una larga telenovela que doña Gabriel podrá seguir a través del canal internacional de televisión desde su doliente exilio.